TimeOut Barcelona n.188
Arquitectura y Urbanismo
aplicaciones digitales · interactividad · eficiencia y espiritualidad · energía
Según el arquitecto y urbanista Marc García-Durán Huet, el tejido urbano ha de ser un gran conductor de experiencias humanas de cualidad. La clave de la Barcelona del 2041 reside en una ciudad entendida como un procesador de información y proveedor de experiencias de vida. Su monitorización garantizará un alto grado de eficiencia productiva y de experiencias. Viviremos la proliferación de Apps (aplicaciones) para la utilización de la ciudad.
Marc García-Duran considera que el espacio público será interactivo y llegará incluso a modificarse en función de nuestros movimientos y estados de ánimo. Si hacemos este paralelismo con la informática, en la actualidad las ciudades funcionan como si fueran un Pentium y como mínimo habrían de ir con un i7.
El arquitecto expone que hace falta pensar en el binomio de tejido-actividad desde un nuevo paradigma de flexibilidad, es decir, estructuras capaces de aceptar actualizaciones del software de utilización. Además, las tecnologías de la construcción prefabricada tendrán en cuenta el ciclo de los materiales y la energía necesaria para su producción; y serán sostenibles o no serán. El exceso de normativas que estamos viviendo actualmente, opina García –Durán, intenta evitar los abusos de promotores desaprensivos, pero es poco visionaria, con previsión de beneficios -de todo tipo: sociales, económicos, etc.- a corto término. Tanta normativa repercute en la «reprogramación» de una ciudad, que hace que pierda agilidad y competitividad en una liga mundial entre grandes urbes.
El espacio público será interactivo y se podrá modificar en función de nuestros movimientos y estados de ánimo.
Marc García-Durán Huet arquitecto.
Barcelona del 2041, para García-Durán, habrá de gestionar el máximo de información con el mínimo de energía, también habrá de permitir la relación entre la ciudad real y la virtual, la accesibilidad a la información y los sistemas de geolocalización. Una ciudad digital permitirá optimizar con eficacia absoluta los sistemas de movilidad, y tomar decisiones en tiempo real sobre cual es el movimiento menos costoso y más eficiente para realizar una acción concreta y productiva. Peter Druker, teórico de referencia en los campos de la gestión de las organizaciones, sistemas de información y sociedades del conocimiento, hablaba de «the efective executive»: la Barcelona del 2041 será, por un lado, el campo de juego perfecto para el ejecutivo eficaz y por otro lado un lugar de espiritualidad renovada y consciencia expandida. El juego de la mejor vida posible para el ser humano.
García-Durán avanza que en esta ciudad no se desaprovechará ni una sola gota de lluvia. Los terrados estarán ocupados a favor de la creación de un gran jardín urbano, que aportarán calidad al aire y la presencia de huertos urbanos de consumo local. Se aprovechará la energía que generan el movimiento y se reinvertirá en la ciudad. La cogeneración energética se convertirá en un elemento de serie en los edificios: la arquitectura aprovechará mejor la luz y el calor del sol.
Arquitectos, ingenieros, sociólogos, urbanistas, artistas y inversores trabajarán en equipos transversales para culminar las soluciones más óptimas. Los habitantes de la Barcelona futura podrán, gracias a la eficacia del sistema, diseñar sus horarios productivos según nuevos patrones y estilos de vida. La ciudad nunca dormirá, y su aprovechamiento económico será mucho más eficaz.
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